EL MIEDO Y SUS CARAS
El miedo tiene varios rostros. Ahora les menciono algunos de esos rostros porque conociendo en que consiste el miedo podemos trabajarlo a nuestro favor:
A) El miedo como mecanismo de defensa
Es muy normal sentir miedo cada vez que veamos amenazada nuestra vida en general. El mecanismo de defensa natural que traemos desde nacimiento, es algo automático a base de reflejos innatos.
El miedo tiene como objetivo conservar la vida y su tarea es hacerte reaccionar adecuadamente para que todo lo que amenace tu existencia lo gestiones de tal manera que tu vida se conserve.
Aunque esa es su tarea, nada nos garantiza que se llevará a cabo exitosamente el salvamento de nuestra vida, por eso es importante conocer la prevención y practicarla bajo estándares cotidianos.
Por ejemplo:
Si tenemos un automóvil es necesario llevarlo al taller para revisar cada vez que lo requiere porque no queremos tener un accidente. No tomar la precaución de llevar nuestro automóvil al taller cada vez que lo requiera, es aventurarnos a arriesgar nuestra seguridad y la de nuestros seres queridos o peor aún la vida de un ser inocente que pasó enfrente de nuestro automóvil y por falta de precaución cortamos su vida por un accidente que devino de la ruptura de los frenos o cualquier falla en el funcionamiento del automóvil.
Por otra parte el miedo, es posible usarlo a nuestro favor, porque dado que es una explosión de hormonas cerebrales, en un momento dado, nos ayuda a hacer cosas a veces prodigiosas o que nunca imaginamos poder hacer, pero que gracias al miedo nos hacemos héroes de alguna historia que por miedo a esa circunstancia nos enfrentamos con valor, ingenio, resiliencia, fuerza, fe y creatividad, que nunca pensamos que podríamos tener y que sucede de forma natural a causa del miedo a perder la vida o perder a algún ser querido.
Para dejarte convencido que el miedo natural es necesario, pero que es inevitable tomar control de el en todo momento, te digo que la mejor manera de prepararte para tener ese control sería tratar de aprender a manejarlo a través de la prevención en la casa, en el trabajo, en los momentos de entretenimiento y en general en nuestra vida diaria en lo cabe en lo posible, porque tampoco se trata de vivir una vida tratando de evitar el miedo o las vicisitudes que normalmente aparecerán en nuestras vidas. El miedo es parte de la existencia humana, por eso no hay que permitir que se apodere de nuestras vidas. Somos superiores a cualquier miedo. Normalmente proviene de no saber que es lo que nos causa ese miedo. Es necesario enfrentarlo para saber que es lo que nos lo provoca para solucionarlo.
Les cuento un ejemplo que me pasó:
Soy una señora mayor, tengo casi 62 años. Viendo la pintura deteriorada de la pared de afuera de mi casa, que esta en una esquina, se me ocurrió salir a pintarla. Una mañana se me olvido sacar la llave de la reja de la entrada principal y me quede afuera y lo único que tenía era la mesita que usaba para asentar el bote de pintura.
Cuando me dí cuenta, entré en pánico, me dio mucho miedo la incertidumbre de no saber como lo iba a hacer si la mayoría de mis vecinos ya se habían ido a trabajar, entonces recordé que el miedo tiene varias caras y yo escogí verle una cara que no tiene pero era la cara que me convenía en ese momento: la cara de la tranquilidad.
Era difícil tranquilizarse pero me obligue a estar tranquila para pensar bien como solucionar esa situación. Pensé varias veces cuales son mis opciones.
Fui a casa de una amiga a ver si aún estaba ahí para que me prestara su escalera, que es extensible y que podía servirme muy bien para alcanzar a subirme a esa pared.Oh, desilusión! No estaba en casa.
Al caminar hacia la casa de esa amiga, note que la ventana de un matrimonio de ancianitos que viven cerca de mi casa, que son también conocidos míos, y que nos prestamos cosas y podemos decir que tenemos una amistad vecinal agradable, me dio mucho gusto ver su ventana abierta. Llame a la puerta para preguntar si me podían prestar su escalera, aunque recordaba que era pequeña, me podría bien servir.
Me lleve la escalera y la coloque cerca de la pared y vi que era demasiado pequeña, que necesitaría usar mis brazos para llegar a subirme a la pared y jalar la escalera para ponerla del lado de adentro para poder bajar dentro de la casa. Lo intenté con toda valentía aunque estaba temblando de miedo porque el ultimo peldaño de la escalera apenas daba para impulsarme a tratar de llegar a sentarme sobre lo alto de la barda. No sucedió.
Pensé en esperar que un hombre o mujer jóvenes pasaran para pedirles el favor de ayudarme, pero en ese momento, mi gatita asomo su cara desde uno de los arboles cuyas ramas dan a la calle, sentí que fue una idea milagrosa la que aquel animalito me ofrecía. Si mi gatita puede usar un árbol para salir y entrar a la casa, yo también. Así que puse la escalera a la misma dirección del árbol que esta dentro de la casa y cuando estuve en el ultimo peldaño, tome una de las ramas y con eso pude llegar a cima de la pared y después metí la escalera dentro de la casa usando mis pies para levantarla del piso de la calle y la metí dentro de la casa, fue difícil porque las ramas del árbol eran muchas y tuve que tener paciencia para ir metiendo la escalera poco a poco entre ellas y luego con la ayuda de mis piernas la coloque pegada al árbol ya que las ramas y troncos me ayudarían a llegar a la escalera para poder bajar al piso.
Que aventura y que miedo sentía cada momento que hacia un movimiento entre las ramas porque no sabía si me iban a sostener o no. Pero no me detuve, no permití que el miedo evitara darle solución a la situación. Con mis casi 62 años subí a un árbol como lo hice tantas veces de niña y de joven. Ahora aquellas experiencias me sirvieron para darle solución a aquella situación que parecía no tenerla.
Estoy de acuerdo que hay muchas maneras de solucionar una misma solución y depende de cada individuo pero lo que quería ejemplificar es que, no importa cuantos años tengas, ni cual sea tu estado de salud, el miedo puede ser también milagroso porque saca de nosotros fuerzas y habilidades que jamás pensamos que pudiéramos hacer sin esa presión extraña que da el miedo.
B) El miedo congelante:
Es cuando el motivo o la razón del miedo logra cambiar las decisiones racionales de la persona y ese cambio resulta en una situación adversa a la deseada en un principio.
Ejemplo:
Estudiaste muy bien el proyecto que ibas a presentar en un pódium internacional de gran importancia, y a la hora de presentarlo, sientes un miedo aterrador y decides abortar la presentación porque el miedo es tal que te ha congelado todo el razonamiento. La verdad es que habías preparado bien tu proyecto y habías puesto todo el poder de tus conocimientos para llegar bien preparada (o) a ese momento, pero el escenario y la gran audiencia te pareció avasallante y a veces permitimos que el miedo nos congele y nos ate, nos esclavice y le permitimos que cambie a mal nuestro destino. Así no es.
El miedo sea cual fuere su raíz o su procedencia debemos estar consientes que es un mecanismo de defensa y que, debemos bajo cualquier modo, buscar una manera para sobre ponernos a el y conservar nuestra vida como la conocemos y la queremos vivir. Libres de las consecuencias del miedo congelador que pasado ese momento congelante viene la resaca y las consecuencias son a veces dramáticas y hasta pueden ser resultados que no podremos olvidar fácilmente porque siempre nos preguntaremos...
¿Qué hubiera pasado?
Si en vez de sucumbir ante el miedo congelador nos hubiéramos sobre puesto y hubiéramos realizado lo que queríamos hacer.
Ahora que sabemos que hay un miedo "congelador" esperando arruinarnos la vida, lo único que te puedo decir es que a veces es necesario abrazar ese miedo o cualquier miedo que tengamos, y con todo y ese miedo, seguir haciendo lo que deseábamos hacer y lo que planeabas hacer antes de sentir miedo.
Si se trata de un miedo por perder la vida, haz todo lo que tengas que hacer pero nunca, nunca, dejes tu vida en manos del miedo. Siempre debemos desafiar nuestros miedos y salvaguardar nuestra vida de todo mal. Con la mirada al cielo podemos siempre alcanzar nuestras metas aún con miedo y tratar con todo lo que somos y tenemos, resolver todas las situaciones que se nos presenten.
No es bueno dejarnos congelar por el miedo, ni avasallar por las circunstancias o situaciones que nos provocan ese tipo de miedo. Pero no solo es el miedo lo que puede interrumpir nuestra vida buena, también puede ser la gente que nos rodea, las criticas que recibimos de los demás, las redes sociales y su mala influencia en nuestras maneras y modos de vivir y percibir la vida o los medios de comunicación que pueden construir realidades inexistentes o guardar las que sí existen para manipularnos.
El congelamiento paralizador que da el miedo, en nuestras vidas no es recomendable bajo ninguna circunstancias y por ningún motivo.
No nacimos para perder. Nacimos para ganar, para usar todos nuestros talentos, habilidades y capacidades. Todas las inteligencias con las que hayamos nacido y todas las competencias que hayamos aprendido durante toda la vida.
Nacimos para salvaguardar nuestra vida y nuestros valores.
Nunca el miedo debe de ser superior a lo que soñamos para nosotros y los nuestros. Hay que ser fuertes, resilientes, tener fe, ser creativos, artísticos y llenos de esperanza a la hora de enfrentar todos esos miedos que por seguro nos mostrarán su más terrible rostro en cualquier momento. Nosotros ya estaremos preparados para enfrentar lo que venga con todo lo que somos y todo lo que tenemos: Ganaremos.
SIEMPRE GANAREMOS
Entonces seremos los héroes/heroínas de nuestras propias historias y quedará nuestra aportación de vida , para la posteridad como un bien universal.
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